Aguaviva de la Vega y Medinaceli: pueblos de Soria con mucho que mostrar

En este artículo en torno a la provincia de Soria, muestro mis impresiones sobre dos pueblos con alguna singularidad que los diferencia y, por tanto, los hace únicos. De Aguaviva de la Vega, destacan sus impresionantes figuras blancas naturales; y de Medinaceli, indudablemente, su majestuoso arco romano. Pero, hay mucho más…

Aguaviva de la Vega

En Aguaviva de la Vega, que está a unos 50 kilómetros de Rello, lo más destacable son sus cuadrillas o cudrillas. A ellas se llega enseguida una vez se entra en el pueblo pues se hallan al final de la misma carretera de entrada. De hecho, es ahí mismo donde se puede dejar aparcado el vehículo. Nosotros lo descubrimos por casualidad mientras mi pareja conducía y seguía por inercia la carretera.

Las cuadrillas son formaciones calcáreas que se han ocasionado por la acción del viento, la lluvia y la erosión generada por estos elementos. Los minerales que las configuran son caliza y yeso sedimentario, de ahí su color blancuzco.

Las cuadrillas son formaciones calcáreas que se han ocasionado por la acción del viento, la lluvia y la erosión generada por estos elementos

Están distribuidas en dos zonas. Si seguimos hacia la ermita, en el camino surgen las esculturas más llamativas porque son las más abundantes, además de estar más juntas. En el otro extremo, al que se llega pasando de nuevo por el aparcamiento, se hallan las demás formaciones. Estas son más grandes y se encuentran más espaciadas las unas de las otras, también son menos pero no por ello pierden espectacularidad. De hecho, aquí la imaginación puede hacernos ver las criaturas más extrañas que se nos puedan pasar por la mente. Hay en concreto una a la que llaman “el beso del camello”, porque si uno se fija parece eso exactamente, un camello que está dando un beso a la pared que tiene enfrente. Lo único es que estas se ven desde más lejos que las otras porque no se puede acceder dado que hay campos de cultivo entre medias.

Al lado del aparcamiento hay un merendero con mesas y bancos de madera, bastante sombreado, por cierto, y donde se puede comer tranquilamente a la sombra de algún que otro sauce llorón, es más aquí fue donde efectivamente comimos nosotros muy cómodamente.

Cuadrillas de Aguaviva de la Vega en Soria.

Datos prácticos y ubicación

Con niñosAparcamiento
En el mismo pueblo (al final de la carretera que lo atraviesa).

Medinaceli

A unos 40 kilómetros de Aguaviva de la Vega, se encuentra Medinaceli, uno de los pueblos de Soria más renombrados. Este rincón es conocido principalmente por su enorme arco romano de finales del siglo I d.C., y que es el único de triple arcada que se conserva en España. Ciertamente llama la atención porque lo ves desde bastante lejos cuando te vas acercando a la villa y luego al llegar y observarlo de cerca, es bastante impactante.

Los romanos construían arcos en algunas ciudades para conmemorar sus triunfos. El de Medinaceli además servía para marcar el límite entre el distrito administrativo Cluniense al que pertenecía Occilis (Medinaceli) y Caesaraugusta (Zaragoza).

El arco romano de Medinaceli es el único de triple arcada
que se conserva en España.

Posee unas grandes dimensiones porque tenía que verse desde la vía que pasaba a los pies del cerro en dirección a Caesaraugusta. El cuerpo central está decorado con dos templetes, de frontón triangular, apoyados en columnas.

Arco romano de Medinaceli

Medinaceli se halla sobre una montaña de 1.210 metros en el Alto del Jalón, entre las cuencas de los ríos Duero, Ebro y Tajo. Las vistas que ofrece del Sistema Ibérico son maravillosas. Desde el mismo aparcamiento, una explanada que hay nada más entrar al pueblo a la derecha del arco, se disfruta de una preciosa panorámica. Es más, sentarse en alguno de los bancos que hay dispuestos al borde del risco para disfrutar del paisaje resulta más que recomendable.

Para mí lo más llamativo de este pueblo soriano, además de su colosal arco romano, son sus calles estrechas en algunos tramos, las calles pasadizo o cortavientos, según las llaman, por las que es curioso pasear ya que proporcionan entre una sensación claustrofóbica pero a la par misteriosa. Esto es una de las cosas que más me gustó. Y, por supuesto, su plaza mayor porticada, con su forma singular casi de pentágono, espaciosa y grande y que invita a que paseas bajos sus portales y a lo largo y ancho de la misma. Igualmente, todo el pueblo en su conjunto está formado por construcciones típicas de piedra y está muy bien conservado. De hecho, seguro que te entran ganas de pararse en una de sus terrazas y tomar algo, como me pasó a mí (aunque no lo hice porque ya había comido).

Luego, es también muy recomendable ir a la explanada donde hemos dejado el coche y, si están libres, sentarnos en alguno de los bancos que se asoma al valle de Arbujuelo, donde se contempla su inmensidad y su paisaje singular: por un lado un páramo que se muestra rudo y seco, y, por otro, huertas fértiles rodeadas de cerros rojizos.

Datos prácticos y ubicación

Con niños Aparcamiento
A la entrada del pueblo (una gran explanada a la derecha del arco).

Descubre más desde Claves de Mujer Viajera

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario