El castillo de Arévalo (Ávila) me sorprendió cuando lo visité no solo por su buen estado de conservación y belleza arquitectónica, representación de estilo mudéjar en Castilla y León, sino también por la prolija historia que encierra y que descubrí al visitarlo por primera vez. Además de ser la residencia durante una temporada de la reina Isabel la Católica, entre sus paredes acogió a personajes destacados de la nobleza, pero a su vez fue prisión y cementerio. Ya a mediados del siglo pasado se transformó en un silo (lo que más me llamó la atención) y hoy alberga un centro de visitantes donde además de contar parte de sus más de 600 años de historia, muestra una exposición sobre el sector agrario, en concreto, con todo lo relacionado con el mundo del cereal y a su vez contiene un singular museo dedicado al trigo.
Sobre una gran explanada a las afueras de la villa de Arévalo se halla su castillo. Aquí residió Isabel I de Castilla o Isabel la Católica, entre 1.454 y 1.461 por orden del rey Enrique IV (su hermanastro), tras el fallecimiento del padre de la futura reina. Estuvo además en compañía de su hermano el infante Alfonso y su madre. Después, en 1.461, Isabel y Alfonso, se fueron a vivir a la corte segoviana y la madre de ambos, que se encontraba enferma, se quedó en Arévalo. En el siglo XVI, los mismos Reyes Católicos transformaron el edificio en una fortaleza artillera. De hecho, su importancia arquitectónica se halla en su avanzado diseño, modelo de transición entre los castillos medievales y las fortalezas defensivas de siglos posteriores.
¿Qué hay en el interior del castillo de Arévalo?
Este retazo de la historia de España lo puedes descubrir en el interior del edificio. Nada más entrar a mano derecha se encuentran las taquillas y se accede a la Torre del Homenaje donde lo primero que te explican es el vínculo de la reina Isabel la Católica con la edificación y el pueblo.
A medida que se suben las escaleras de caracol, cada sala es una sorpresa. En primer lugar, se recoge una exposición sobre la historia reciente del sector agrario en España que a su vez rinde homenaje a la agricultura, al almacenamiento de cereales, a esta tierra y a sus gentes. No hay que olvidar que en 1952 el sino de esta fortaleza estuvo vinculada a un cambio radical en cuanto a su utilidad, ya que se decidió instalar un granero para el Servicio Nacional del Trigo. Su capacidad de almacenaje era de hasta 1.080.000 kilos de cereal y funcionó hasta 1997. Desde entonces la vinculación del edificio con la Administración ha posibilitado su rehabilitación y consolidación, con nuevas funciones como museo de cereales y centro de reuniones.

Tal y como pude aprender a lo largo de la exposición, la Red Nacional de Silos y Graneros (RNSG) fue una enorme infraestructura estatal que se edificó y organizó desde 1941 hasta 1984 a lo largo de la geografía española como medida para solucionar el problema triguero en España.
Se basaba en el monopolio estatal de trigo que imponía a los agricultores la entrega del cereal al Estado a cambio de un precio fijado. Con el canon que se cargaba en la venta a los consumidores se financió la construcción de cientos de silos y graneros para la recogida de trigo en las zonas productoras. De forma paralela, se distribuía de forma racional asegurando el abastecimiento de la población y el mantenimiento del campesinado español.
En 1953 el Castillo de Arévalo se convirtió en un silo integrado dentro de la Red Nacional, con la que el Estado planificó la producción de trigo de toda España.
En 1953 el Castillo de Arévalo se convirtió en un silo integrado dentro de la Red Nacional, con la que el Estado planificó la producción de trigo de toda España. Junto a este, tres castillos más fueron convertidos en silos, y para su nueva función como almacenes tenían que estar bien comunicados con el resto de los silos.

A día de hoy el Castillo Silo de Arévalo pertenece al Ministerio de Agricultura y lo gestiona el Fondo Español de Garantía Agraria que lo ha acondicionado y abierto al público convirtiéndolo en centro de visitantes, tal y como acabo de comentar.
Lo cierto es que la muestra es muy completa y para mí lo más llamativo es la última sala. Esta se encuentra justo antes de salir al exterior de la torre y contemplar el paisaje, y contiene la colección de cereales. Es muy visual y llamativa, además lo que más me sorprendió es la cantidad de especies de trigo que hay, algo totalmente desconocido por mí hasta aquel momento. Igualmente, me llamó mucho la atención el Herbario de malas hierbas del cultivo del cereal en España, creado por alumnos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros (Universidad Politécnica de Madrid).
La visita continua por el castillo, accediendo a otras dos salas más. Por el camino se puede ver una recreación de cómo era el silo de Arévalo y cómo se trabajaba el grano. Después se llega a otra estancia de dos plantas en la que se muestran diversos aspectos relacionados con el cultivo de este cereal y las distintas gestiones administrativas vinculadas al mismo.

Curiosidades del mundo de los cereales
A lo largo de este viaje por el mundo del cereal, descubrí que la palabra “agricultura” proviene del latín y que se forma de la suma de dos partes: “Agri”, que es sinónimo de campo; y “Cultura”, que se traduce como cultivo.
Así el significado de agricultura es “la labranza o cultivo de la tierra”. Si ampliamos la definición, esta se considera el arte del cultivo de la tierra y el conjunto de técnicas y conocimientos necesarios para ello.
“Agricultura” proviene del latín y que se forma de la suma de dos partes: “Agri”, que es sinónimo de campo; y “Cultura”, que se traduce como cultivo.
Por otro lado, la palabra cereal proviene del latín “cerialia”, término con el que los romanos designaban las fiestas en honor de Ceres, diosa de los granos, la protectora de la agricultura y los cereales. La agricultura se representa como la diosa Ceres, coronada de espigas, con un arado al lado y un arbusto que empieza a florecer.

Otra curiosidad relativa a este mundo es que en la Edad Media, el pan, al que se llamaba morcajo, era una mezcla de dos moliendas distintas: morcajo gris para los señores (mucho trigo y algo de centeno) y morcajo negro para los criados (mucho centeno y algo de trigo). Asimismo, en épocas de hambre y escasez a la harina se le añadían otros ingredientes como guisantes o castañas. Tras el renacimiento, las harinas de morcajo, centeno, cebada o alforfón, se destinaban al alimento de los campesinos mientras que el trigo era para las ciudades.
Del mismo modo, añadir que en muchas culturas y creencias los cereales son símbolo de hospitalidad y fraternidad, transmisores de sabiduría y ciencia. Los granos de arroz, trigo y maíz se consideraban símbolo de fecundidad, riqueza y abundancia.
En muchas culturas y creencias los cereales son símbolo de hospitalidad y fraternidad, transmisores de sabiduría y ciencia.
La villa de Arévalo y alrededores
La villa de Arévalo tenía una situación muy estratégica, y por ello se decía: “Quien señor de Castilla quiera ser, a Arévalo y Olmedo ha de tener”.
En la actualidad, el casco de la ciudad es considerado Bien de Interés Cultural, como Conjunto Histórico Artístico. Encierra de hecho, bellas construcciones de estilo mudéjar como la Iglesia de San Martín o la Ermita de La Lugareja, y otros edificios de interés.
A parte, destacar que la localidad es conocida como la ciudad de los “cinco linajes”, debido a que este era el número de familias que organizaron su repoblación y gobernaron la tierra: Briceño, Montalvos, Sedeños, Tapias y Verdugos.
Igualmente a unos 30 kilómetros en encuentra Olmedo, en Valladolid, que acoge el interesante Parque temático del Mudéjar de Castilla y León (es ideal si además vas con niños, pero también es divertido para los adultos). Y algo más lejos, a unos 50 kilómetros, está la emblemática ciudad de Ávila, un lugar que siempre apetece visitar.
Ubicación y datos prácticos
La exposición que encierra el Castillo Silo de Arévalo es amena y se puede ver con niños.
| Con niños | Aparcamiento |
|---|---|
| ✅ | En la zona del castillo se puede aparcar bien. |
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