Frías, la ciudad medieval en medio de los Montes Obarenes

Frías (Burgos) tiene el título de ciudad desde el año 1435, cuando Juan II le concede este honor que a día de hoy mantiene. Sin embargo, tanto sus calles como su orografía en nada se asemejan a una gran urbe sino a un bello enclave medieval que se erige sobre una plataforma de toba en la que sobresalen sus casas colgadas y el castillo, que desde uno de sus extremos rige toda la villa.

Vídeo de la ciudad de Frías

Montes Obarenes

Antes de llegar a esta urbe medieval y adentrarme en sus detalles, quiero contarte que me topé con una sorpresa: el Parque Natural de los Montes Obarenes-San Zadornil,  espacio donde se encuentra situada Frías, en la carretera BU-504. En el camino está el mirador de La Bureba al Paso de la Herradura, del que parte el sendero del Portillo de Busto. Este es un paso natural que cruza los Montes Obarenes. De estas montañas destacan sus escarpes rocosos y verticales junto a unos impresionantes desfiladeros. La panorámica desde este mirador resulta impactante. Detente si puedes, y déjate llevar por el paisaje

En estas tierras se asentaron los autrigones, pueblo de origen celta.

En estas tierras se asentaron los autrigones, un pueblo de origen celta, tal y como se ha comprobado al encontrar restos de varias aras dedicadas al dios Vurovio, teónimo que aparece también en el norte de Europa y que da nombre a la Bureba. Igualmente en esta zona estuvo el castillo de Petralata, una fortaleza roquera, la más alta de estos montes, a 1.200 metros. No obstante, ahora ya no queda nada.

Frías, la ciudad medieval

La localidad de Frías ofrece una estampa preciosa cuando surge en la carretera donde se halla (BU-504). Dependiendo de la dirección que lleves te puedes encontrar dos enclaves interesantes: o bien su puente medieval o bien la ermita de Nuestra Señora de la Hoz y las cascadas del río Molinar que se encuentran en el barrio de la Tobera.

Sin embargo, antes de adentrarme en la descripción de estos dos puntos, prefiero comentarte cómo es Frías porque fue la primera parada que yo hice a lo largo de este periplo.

Casas colgadas de Frías

Aunque hay un amplio aparcamiento al lado del castillo, mi pareja y yo dejamos nuestra querida furgoneta en una explanada que hay pasada Tobera al margen del río Molinar y donde se detienen las autocaravanas y campers a pernoctar. Desde aquí la panorámica del pueblo con sus casas colgadas, el castillo asomando en un lateral y el entorno, ya muestran una visión preciosa de la pequeña ciudad en la que te vas a adentrar.

Así pues me puse a caminar por las calles empinadas y lo primero que contemplé al detalle fueron sus casas colgadas. Sobre ellas, sobrevolaban miles de pájaros que formaban tal escándalo y alboroto, que por un momento hicieron que me distrajera y me olvidara unos instantes de estas curiosas construcciones.

Las casas colgadas se sitúan sobre «La Muela».

Estas viviendas se sitúan sobre “La Muela”, la gran roca sobre la que se sustentan en prodigioso equilibrio. Se levantan sobre los extremos de la roca y la sensación es que son una prolongación del terreno. Las casas están hechas de madera y toba (una piedra caliza, frágil y porosa, integrada por restos de microorganismos marinos calcificados). Sorprende también su altura que supera las dos plantas y que provoca una sensación de vértigo aún mayor al mirar su estructura de arriba abajo. Me imagino que vivir en una de las plantas superiores debe ser toda una experiencia.

Parroquia y muralla

Si sigues caminando por esta calle, llamada Cuesta, en dirección al centro de la mini urbe, llegas a una especie de plaza sobre la que asoma como en volandas la torre del castillo, sujeta sobre un peñón de roca, y que se alza como un vigilante pétreo de la villa medieval.

Castillo de Frías

A partir de aquí puedes optar por ir directamente hacia la fortaleza o seguir por la calle Mercado en dirección al Ayuntamiento y la parroquia de San Vicente Mártir (templo de origen románico de principios del siglo XIII). En esta calle están las fachadas principales de las casas colgadas de Frías. 

Las vistas del entorno desde este punto son preciosas. De hecho, tras la parroquia hay un corredor que la bordea por el que te recomiendo caminar. Las vistas corresponden al Valle de Tobalina y se atisba a lo lejos el río Ebro y el puente medieval del que te he hablado al principio, así como diversos enclaves naturales que atraviesa esta corriente de agua como el desfiladero del Purón Herrán o la Sierra Aracena.

En la Plaza de los Granos, donde se halla la parroquia, se celebraba el mercado.

La plaza donde se halla la iglesia se llama Plaza de los Granos, y era donde se celebraba el mercado. Bajo la cubierta se guardaban los granos de trigo, cebada, centeno, maíz y legumbres, para resguardarlos de las inclemencias del tiempo.

A continuación aparece una parte de la muralla y su famosa puerta del Postigo, sobre la que puedes caminar. El recinto amurallado sigue por esta parte en dirección ya al castillo y también puedes caminar sobre parte del mismo. Más cerca de la fortaleza está la puerta de Medina. Estas puertas daban acceso a la ciudad junto a una tercera llamada la puerta de la Cadena. Se cree que la muralla data del siglo XIII, en torno al año 1.211, que es cuando se erige la construcción defensiva.

Castillo de Frías

Si sigues el recinto amurallado te encuentras el castillo. Las entradas para visitarlo se obtienen en la oficina de turismo que se encuentra en un caseta que hay justo a su frente. A nosotros nos costaron dos euros por persona. La visita es libre.

Torre del castillo de Frías

Tras varias vicisitudes sufridas a lo largo de la historia, en la década de los setenta, el Ayuntamiento comenzó a restaurarlo hasta conseguir que luciera el aspecto actual. Por dentro está vacío, por lo que debes dejar volar tu imaginación e intentar dibujar en tu mente cómo pudo ser su interior. Nada más entrar hay una maqueta con la que te puedes hacer una idea aproximada de lo que esta mole defensiva fue antaño.

Lo mejor de todo es subir a la torre del castillo.

Lo mejor de todo es subir a la torre principal, situada estratégicamente en lo más alto y sobre la roca de toba característica del paraje. Su estructura actual no es la original pues se produjeron varios desplomes a lo largo de distintos siglos. De hecho, estos desprendimientos destrozaron algunas casas y en una ocasión provocaron la muerte de 30 vecinos.

Subir a lo alto de la torre es lo más interesante, aunque te puede dejar sin aliento a la par que te hace consciente de que asediar una estructura situada en tan alto asentamiento requería de unas excelentes condiciones físicas. Una vez alcances la cima, fíjate en lo siguiente: los tejados de las casas perfectamente alineadas solo separadas por empedrado de las calles y la estructura casi lineal del pueblo decorado con un fondo montañoso y un intenso cielo azul. Aquí me detuve a grabar sin parar una y otra vez, además de hacer unas cuantas fotos.

Pueblo de Frías

Esto es lo más llamativo de la ciudad medieval, luego puedes bajar y recorrer alguna callejuela más y detenerte en alguno de sus miradores. Yo me detuve a comer una rosca de chorizo que compré en uno de los establecimientos de Frías. Es como una especie de empanadilla. La tendera nos dijo que es típica de la zona y que se toma como merienda en los paseos campestres. También las hay de bonito.

Esta mujer nos comentó además que Tobera, lugar donde se encuentran la ermita de Nuestra Señora de la Hoz y las cascadas del río Molinar, no es un pueblo, como mucha gente dice o se piensa, si no un barrio de Frías.

Ermita y cascadas de Tobera

Precisamente, mi siguiente destino fue la ermita, que está encajonada en una concha de roca y parece que ha surgido milagrosamente de la misma. Está construida, como no, con toba y es de estilo gótico. La iglesia se usó durante la Edad Media como hospedería de los peregrinos que iban a Santiago de Compostela. Verás también que hay un altar dedicado al Santo Cristo auxiliador y un pequeño puente medieval. El paso del puente muestra un tramo de la calzada romana que comunicaba Briviesca con Orduña y los puertos del Norte.

Cascada Tobera Frías

Aquí comienza un pequeño paseo por el río Molinar que atraviesa los Montes Obarenes, y sus cascadas. Está perfectamente indicado. Son dos saltos de agua los que puedes contemplar y no sabría decirte cuál de las dos es más bonito. Y eso que yo no los vi en su plenitud, es decir, rebosantes de agua.

El camino es de apenas un kilómetro y es sencillo. Se hace perfectamente en una media hora como mucho. La zona de las cascadas es estrecha por lo que te aconsejo que vayas a una hora en que preveas que no vaya a haber mucha gente.

Puente medieval

El último monumento de este paseo por la ciudad burgalesa de Frías que yo visité fue su puente medieval. Está sobre el río Ebro y es aquel que se ve desde la muralla de la localidad. Se cree que es de origen romano y que se reconstruyó en la Edad Media. Está formado por siete arcos de medio punto y dos apuntados en el centro para soportar el peso de la torre.

Puente medieval de Frías

Mide 143 metros de largo y 3,45 metros de ancho. La altura superior desde el nivel del agua es de 11,30 metros. Se construyó de forma asimétrica e irregular por la necesidad de seguir los puntos de apoyo en la roca que asomaba por el río.

Datos prácticos y ubicación

Con niños Aparcamiento
Hay varios, junto al río Molinar y en una explanada bajo el castillo.


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