Mora de Rubielos es uno de esos pueblos que me sorprendieron al descubrirlo callejeando. En un principio iba a conocer su castillo-palacio que también fue convento, cárcel y cuartel militar. Su patio central es precioso, donde el gótico adquiere un protagonismo singular. De este recinto te hablaré a lo largo de esta crónica, pero también te voy a contar qué otras maravillas puedes contemplar si paseas por este bonito pueblo turolense.
Vídeo de Mora de Rubielos
El castillo de Mora de Rubielos
Este emblemático edificio, el castillo de Mora de Rubielos (Teruel), es una representación del gótico mediterráneo y se sitúa en la parte más alta de la villa sobre un promontorio rocoso. Se cree que previamente había una edificación musulmana.
La referencia más antigua es de 1.198 cuando al rey Pedro I de Aragón se lo dona a Pedro Ladrón para su defensa. Tras la Guerra de los Dos Pedros (conflicto castellano-aragonés entre 1356-1369), el señorío de Mora pasó a manos de la familia de Fernández de Heredia, una de la más influyentes del momento. Ellos fueron los artífices del actual castillo, que se estructuró como su residencia y centro neurálgico de sus señoríos.
Posteriormente, entre 1.614 y 1.835, el edificio acogió un convento franciscano, y también fue una cárcel y cuartel militar, como muchas de las fortalezas españolas. Más tarde se usó como Cuartel de la Guardia Civil hasta que quedó abandonado.
Nada más entrar en sus dependencias se observa su espectacular patio de armas.
Nada más entrar en sus dependencias se observa su espectacular patio de armas, que es lo que más me impactó a mí, junto a alguna de las dependencias subterráneas. Está porticado con arcos ojivales y comunica las distintas estancias del castillo. En la fase conventual se utilizó como claustro. Tiene una superficie total de 1.400 m2 y posee un pozo de 26 metros de profundidad.
Una vez contemplas desde abajo esta belleza arquitectónica, que cuando yo visité mostraba una exposición de armas de asedio, puedes ir descubriendo cada rincón. Yo fui primero a las caballerizas o establos del castillo. Un lugar espacioso que se llegó a emplear como cárcel del distrito y que ahora recoge una muestra de aperos de labranza y herramientas de antiguos oficios donados por los vecinos de Mora de Rubielos.

En la siguiente sala había una exposición del Comandante de Sanidad Militar Fidel Pagés Miravé, oriundo de Huesca, y al que se le atribuye el descubrimiento de la anestesia epidural. Un hallazgo interesante, pues yo desconocía hasta la fecha que había sido un español el que había desarrollado esta opción anestésica.
A continuación fui descubriendo varias salas como la llamada pequeña, la de las chimeneas o la cámara principal, que es donde se hallaba el dormitorio de los señores del castillo palacio, los Fernández-Heredia.
La escalera es una singularidad al estar diseñada con un modelo único e innovador.
Después continué caminando por el pasillo del patio de armas hasta que me topé con las escaleras que suben a la segunda planta. Esta escalinata es una singularidad. Se trata de una reconstrucción de la original, pero según reza en un cartel, la “gran escalera”, llamada así por su restaurador, Antonio Almagro, es uno de los elementos más notables del edifico. Esto es así porque se trata de un modelo único e innovador para su época, anterior a las escaleras renacentistas. La obra que hoy se contempla forma parte de la remodelación del castillo entre 1972 y 1984.
De la galería superior, lo más interesante es la perspectiva que te ofrece del patio desde arriba, pues los espacios que hay en dicha planta están vacíos.
Estancias y sótanos
Otra vez en la planta de abajo, vuelves a sumergirte en otros rincones de este monumento de Mora de Rubielos. Es curioso ver un pequeños espacio llamado matacán, una estructura con doble función: proteger el lienzo entre el baluarte del río y la torre-puerta (que se encuentra a su derecha); y letrina, la única de la planta baja, y que al no estar en una cámara señorial podía usar el servicio doméstico y la guardia de la fortaleza-palacio.
Luego está la cámara grande o el archivo y otra serie de estancias que contienen exposiciones diversas.

Por último, bajé a la zona de los sótanos, que impresionan por sus dimensiones magnificadas tal vez por estar completamente vacíos. Estos servían para múltiples funciones como bodega, almacén de vituallas y productos derivados de las rentas señoriales, es decir, armas y pertrechos.
Los sótanos más bajos presentaban problemas de humedades pero para solventarlos se habilitó un sistema de drenaje en el muro de la fachada con dos aperturas que actualmente está adaptado para verse desde arriba. Este hecho hace pensar que los elementos más sensibles se guardaban en el sótano superior.
Callejeando
El resto del pueblo fue una auténtica sorpresa para mí. Lo que más me gustó fue, como no, callejear. Es así como ante mis ojos aparecieron la Plaza La Raza (o de Las Monjas) y el Portal de La Cabra, que se hallan justo detrás de la ex-colegiata de Santa María. La plaza debe su nombre al convento de monjas franciscanas que ocupó durante medio siglo la casa de los López de Monteagudo.
El portal de La Cabra fue primigeniamente defensivo y actuó como torre- puerta del recinto amurallado defendido por la barrera natural del río Mora, por eso su parte externa impresiona por su robustez debido a la ausencia de vanos y la piedra de sillería sobre la que se sustenta.

Hacia la plaza, sin embargo, se abre mediante amplias ventanas y balcones. De estos últimos, los más vistosos son los que muestran pasamanos tallados en madera, muy bien conservados, y barrotes torneados. Un buen ejemplo de otros tantos que se pueden apreciar en las casas de la población.
En la calle Parras se reúne el mejor repertorio de casas pertenecientes a familias adineradas del pueblo.
Al seguir caminando en dirección a la izquierda me topé con más calles de interés repletas de portales, balcones y fachadas. En la calle Parras se reúne el mejor repertorio de casas pertenecientes a familias adineradas del pueblo entre las que destaca el caserón de la familia Cortel de la Fuen del Olmo, una de las más importantes de Mora de Rubielos.
Las casas que forman este entramado son edificios a medio camino entre mansiones palaciegas y casas sencillas de arquitectura popular. Destacan sus aleros decorados, aldabas y rejas en ventanas y balcones.

Calvario y Plaza de la Iglesia
Después me dirigí hacia el otro lado donde están la plaza de la Villa y la casa consistorial ubicada en esta misma, del siglo X.VII y de estilo herreriano. Luego, de nuevo en dirección al castillo me topé con el llamativo Calvario o Vía crucis, una representación del camino recorrido por Jesucristo en Jerusalén hasta su crucifixión. En este caso ocupa un cerro y está formado por unos pilones que reconstruyeron tras la Guerra Civil. En el acceso y al final del mismo hay dos arcos de sillería en los que aparece la fecha de su construcción en 1801.
Parece ser que el origen de los Calvarios está en la Orden de los Franciscanos, que los crearon para satisfacer la devoción de los fieles que no podían viajar hasta Tierra Santa.
En la parte alta de este Viacrucis de Mora de Rubielos hay dos torreones que pertenecen al recinto amurallado.
En la parte alta de este Vía crucis de Mora de Rubielos hay dos torreones que pertenecen al recinto amurallado que comenzó a proteger la villa desde el siglo XV y que constituyen el mejor exponente de la muralla. Hubo un tiempo en el que se unió al castillo mediante una línea recta que ya prácticamente está desaparecida y de la que formaba parte el portal de Alcalá.

Precisamente los portales son elementos característicos de la localidad. Además, del portal de La Cabra del que ya he hablado, destacan el primer portal de Rubielos que une la parte antigua con la moderna (una especie de torre-puerta de 1.380); el nuevo portal de Rubielos del siglo XIV aunque reconstruido en 1993; y el portal de Alcalá o de Los Olmos que está flanqueado por dos torres unidas mediante un puente situado en su parte superior (su base es de madera).
Finalmente, está la plaza de la Iglesia que si se contemplada desde cierta lejanía es impresionantes pues muestra la estructura de la colegiata y el imponente castillo-palacio al fondo.
De la ex-Colegiata de Santa María, decir que es un templo gótico construido en el siglo XIV. De su exterior sobresale la portada gótica de una profundidad visual relevante y decorada con pequeñas esculturas de cabezas y motivos vegetales. En cuanto a su interior añadir como curiosidad que la única nave que contiene es la segunda más ancha en este estilo de España.
Datos prácticos y ubicación
La visita a Mora de Rubielos es cómoda porque no es muy grande y el castillo palacio se
| Con niños | Aparcamiento |
|---|---|
| ✅ | Se puede aparcar en el aparcamiento del castillo. |
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