El Palacio Real de Olite dibuja una silueta realmente llamativa en el cielo de esta localidad Navarra con sus torres puntiagudas, sus grandes dimensiones, su originalidad y su singular trazado. A nadie puede dejar indiferente semejante arquitectura que recuerda a algunas construcciones francesas de la misma índole y posee un notable influjo mudéjar, algo que tiene su explicación en los autores de este monumento.
Vídeo del Palacio de Olite
Los monarcas del Palacio
En general, todos los castillos, fortalezas o palacios, tienen desde mi punto de vista su encanto, pero he de reconocer que este, junto con el castillo de Coca en Segovia, son los dos edificios de esta clase que he visitado hasta el momento en España, que más me han impactado. Y yo creo que se debe sobre todo a sus estilos arquitectónicos, pues ya desde un primer momento llaman la atención por la belleza de sus formas y la originalidad de sus contornos.
La visita al castillo puede durar cerca de una hora (existe la opción de hacerla guiada), pues se puede subir a las torres, lo que te aconsejo que hagas pues el interior de cada una es diferente al igual que las vistas.
Los creadores del Palacio Real de Olite, fueron Carlos III el Noble, rey de Navarra, oriundo de Francia, y Leonor de Trastamara, que dejó su influencia del arte mudéjar de Castilla, de donde procedía ella. En realidad el conjunto monumental está constituido por el Palacio Viejo, que en la actualidad es un parador nacional de turismo, la capilla de San Jorge, que se encuentra en ruinas, y el Palacio Nuevo, el único visitable. Este se construyó entre 1402 y 1424.

En su elaboración trabajaron artesanos y artistas de diversos reinos. Las estancias poseían pinturas murales, yeserías de filigrana morisca, azulejos de Manises, maderas doradas y tapices, entre otros. Las galerías góticas estaban cubiertas de tejas de colores, chapiteles emplomados con banderas y veletas…, y todo ello rodeado de un entorno exuberante con jardines, vergeles y emparrados.
En su elaboración trabajaron artesanos y artistas de diversos reinos.
A día de hoy, lo que se ve es una reconstrucción iniciada e principios del siglo XX por la Diputación Foral y Provincial de Navarra, pues al deterioro que sufrió el palacio tras la conquista de Navarra por la corona de Castilla en 1512, hay que unirle el incendió que sufrió en 1813 durante la Guerra de Independencia. Este fue provocado para impedir que los franceses lo usaran como fortín y quedó en ruinas.
Interior
Nada más pasar las taquillas, se ve el patio viejo que colinda con la Iglesia de Santa María, de la que se aprecia el ábside y el arranque de la torre del campanario. A continuación se observa una sala excavada donde se levantó una torre en tiempos de Carlos II, el Malo, padre de Carlos III, y de la que partiría todo el Palacio Nuevo.
Después se sube por una escalera de caracol a la llamada planta noble. Aquí aparecen la cámara de la reina, la cámara del rey y la cámara de los yesos.

La estancia de la reina era grande, con magníficos ventanales cubiertos con vidrieras de colores y estaba conectada con e jardín colgante y con la cámara del rey. Esta se hallaba a continuación. Me sorprendió lo enorme que era, 120 m2 de superficie, y las ventanas góticas. Parece ser que en esta habitación acontecían eventos públicos de la corte, recepciones y banquetes.
Los paneles de yeserías son la única decoración original que se conserva.
Mientras caminas debes fijarte en la cámara de los yesos, que era el acceso a las estancias de los monarcas. Al estar decorada con paneles de yeserías y motivos pintados o dorados realizados por artesanos mudéjares, dejaba impresionados a los visitantes por su elaboración y belleza. Ahora se contemplan a través de unos espejos y es la única decoración original que se conserva.
Galerías
La galería del rey es para mí uno de los rincones más llamativos del Palacio de Olite. El principal motivo son sus arcos góticos, que recuerdan más a una iglesia que a un castillo. Están decorados con motivos vegetales como la vid y la hoja de castaño. Desde aquí, Carlos III contemplaba el jardín de naranjos y dos patios: el de la Morera y el de la Pajarera.

Otro de los lugares que tampoco me dejó indiferente es la galería de la reina. El jardín colgante está formado por un claustro de dos alturas que resguardaba del viento del cierzo. En la actualidad, está restaurado y posee 22 arcos. Estaba repleto de rosales procedentes de Alejandría y un naranjo en cada esquina. En el centro había un estanque con una fuente octogonal y decorada con cerámicas de colores.
Las torres del Palacio de Olite
Después, comienza el paseo por las torres. Cada una de ellas tiene sus singularidades, por eso es interesante que al adentrarte en ellas sepas al menos algunas para poner más atención a los detalles.
El triple lazo era el símbolo de Carlos III.
Por ejemplo, la Torre de la Atalaya tiene nada más entrar a su derecha un enorme ventanal con el símbolo del triple lazo o el lazo eterno y que era el sello real de Carlos III. Ubicándolo en este lugar se veía con claridad desde la villa de Olite, lo que al fin y al cabo pretendía el monarca. Desde arriba se difumina en la lejanía el pueblo de Ujué, a la que también te recomiendo que te acerques.
A su frente se halla la Torre de los Cuatro Vientos, una de las más curiosas. Su nombre se debe al hecho de que está expuesta a los cuatro vientos de la zona: bierzo, bochorno, solano y negro. Desde sus tres ventanas los nobles contemplaban las fiestas que se celebraban en la explanada de abajo: justas, torneos, partidas de pelota y corridas de toros, entre otras.

En dirección contraria, sobresale la Torre del Homenaje, el cuerpo central del palacio. Aquí había varias dependencias como la Sala de las Damas de la Reina. Ahora, en la segunda planta acoge una exposición que muestra los proyectos de restauración. Parece ser que en uno de estos se decidió dotar de más altura a esta torre llegando casi a los 40 metros de la actualidad, para dar más vistosidad al palacio.
Y, luego, es cuando menos curiosa la Torre de las Tres coronas. Está formada por tres cuerpos octogonales que van disminuyendo gradualmente, motivo de su nombre. Pero además de esto, todo lo que hay en su interior es más pequeño de lo que hay en el resto de la edificación, como las salas o las chimeneas, y más estrecho, como claramente pude comprobar en el paseo de ronda. Según cuenta la leyenda, esto se debe a que Carlos III construyó esta torre como casa de juegos para sus hijos.
En el camino de regreso se atraviesa el Patio de la Pajarera, donde se aprecian las marcas de los nidos de las aves del rey, así como de la tubería que les proporcionaba agua. En los jardines cercanos convivían otras especies como halcones y perros para la caza, y los más exóticos, como es el caso de los leones, búfalos, jabalíes, gamos, camellos, un lobo y un avestruz. En aquella época poseer animales era una forma de demostrar el poder de los monarcas.
En los jardines había leones, búfalos, jabalíes, gamos, camellos, un lobo y un avestruz.
Luego está el Patio de la Morera en honor al árbol que se sitúa en su centro. Este es monumento natural, pues tiene más de 300 años. Sobrevivió a un incendio en 1813, que redujo a ruinas al palacio, y a un rayo que casi acaba con él. En un principio, este era el jardín de los Toronjiles por las especies de cítricos que albergaba.
La capilla de San Jorge no es visitable al estar en ruinas. Era donde los reyes efectuaban sus oraciones en privado. En la parte exterior se contemplan los jardines que rodean al palacio y el pozo de hielo con forma de huevo que se construyó en 1800 y que en la actualidad es una reconstrucción. Se usaba como nevera para conservar comida, bebidas y medicinas.
Paseo por el pueblo de Olite
Unida al castillo, se encuentra la Iglesia de Santa María la Real, un edificio gótico del siglo XIII, del que destaca su portada. En esta se rodaron parte de las escenas de la serie española Los Borgia (2006) del director Antonio Hernández. A su lado se encuentra además el Palacio Viejo, actual Parador de Turismo y que fue el núcleo originario del Palacio Nuevo.
En cuanto al casco histórico de Olite, cabe mencionar que conserva parte de sus murallas romanas y medievales. Algunas de sus torres perduran incluso reconstruidas como viviendas.

En la Plaza de Carlos III, se encuentra el Ayuntamiento, que yo me lo encontré en parte vallado pues cuando fui celebraban las fiesta de la juventud. Bajo el suelo de la plaza se hallan dos galerías medievales subterráneas del siglo XIV. Igualmente, se pueden contemplar curiosos balcones de las casas típicas.
Por último, en la Plaza de San Pedro, destaca la Iglesia de San Pedro, de estilo románico y de la que sobresale su torre gótica de 54 metros de altura, única en su género por su original aguja y la curvatura de sus aristas, y su claustro románico.
Datos prácticos y ubicación
| Con niños | Aparcamiento |
|---|---|
| ✅ | Enfrente del castillo hay una gran explanada para aparcar. |
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