Sin llegar si quiera a los 30 habitantes (censo 2023), Valdesotos es un pueblo de Guadalajara con cierto encanto. Algunas de sus calles y casas muestran ejemplos de la arquitectura negra típica de la zona, mucho más presente en pueblos de los alrededores como La Vereda. Sin embargo, es El Chorro lo más singular de este pequeño rincón. Se trata de una piscina natural que forma el arroyo de Gazachuela junto a dos saltos uno más visible y otro arrinconado en un recoveco.  

Vídeo de El Chorro de Valdesotos en Guadalajara

De camino a El Chorro

Justo a la entrada de Valdesotos hay un aparcamiento donde es obligatorio dejar aparcados los vehículos. El pueblo se encuentra ligeramente en cuesta y lo primero que se ve de frente es el edificio del Ayuntamiento además de una curiosa poesía dedicada al árbol que podrás leer en una especie de fuente y que verás nada más aparcar en una especie de fuente.

La ruta que lleva a El Chorro no está indicada en un primer momento, pero es fácil encontrar el camino pues solo hay que seguir el arroyo de los Palancares. Este es el que pasa al lado del pueblo y luego se transforma en el arroyo de Gazachuela.

En otoño el encanto de esta ruta se incrementa.

El paseo es muy agradable y no muy largo (dos kilómetros ida). En otoño el encanto de esta ruta se incrementa: el sonido del agua, siempre presente, las hojas que con el ligero viento se caen al son de los pasos y alfombran el suelo tornándolo amarillo y marrón… Y, como no, te cruzarás con algún muro que otro formado con lajas de pizarra, mostrando esa arquitectura característica de la zona.

Si tienes la suerte de hacer esta ruta hacia «El Chorro» de Valdesotos en otoño y con un día soleado como me ocurrió a mí entonces, disfrutarás aún más del entorno.

El camino es estrecho y pedregoso en algunos tramos. Si deseas ver bien el salto de agua deberás vadear el arroyo. Esto puede ser un pequeño inconveniente si no te quieres mojar, pues no hay ningún medio habilitado para cruzarle.

El camino es estrecho y pedregoso en algunos tramos.

Tampoco está indicado en qué punto se puede hacer. Yo lo encontré de forma intuitiva viendo que tanto en una orilla como en la otra el paso era posible. Cuando llegues a este lugar verás que es el más adecuado para cruzar porque hay menos agua y rocas grandes sobre las que posarte. No obstante, todo dependerá del caudal que haya en el momento de tu visita.

Yo me atreví y al final me mojé bastante, a pesar de la estación, pero debía hacerlo porque tenía que conseguir imágenes tanto para el vídeo en mi canal de YouTube como para esta crónica escrita.

El Chorro de Valdesotos

La verdad es que verlo desde esta perspectiva impresiona. Primero surge una cascada en el lateral, que si no ha llovido mucho puede que hasta a veces solo muestre un pequeño hilo de agua. No es El Chorro. Este se halla oculto al fondo del arroyo y para verlo en su totalidad debes girar hacia la izquierda y andar un poco sobre la orilla.

De pronto surge, encajonado en la roca precedido por el caudal cristalino del arroyo. Mide entre tres y cuatro metros, por lo que su altura no es lo más impactante, sino su ubicación. Destacan la tonalidad grisácea y pizarrosa de las paredes entre las que fluye y el cañón que lo rodea.

Igualmente se puede ver desde otra perspectiva si decides seguir el camino por la parte de arriba, donde podrás contemplar el entorno montañoso. Sin embargo, la vista de El Chorro es mucho más espectacular a sus pies porque desde este otro punto que comento no se llega a ver del todo. En verano, incluso hay gente que se baña en la poza.  

La vuelta se hace por el mismo camino. A continuación, puedes darte un paseo por el pueblo, que como ya he comentado no es muy grande. El edificio de su iglesia se integra totalmente con la arquitectura ya que está construido con los materiales predominantes, es decir, la pizarra y la caliza.

En los alrededores está el pueblo de arquitectura negra La Vereda, además del puente medieval sobre el río Jarama y sus hoces.

Datos prácticos y ubicación

Con niños	Aparcamiento
✅	A la entrada del pueblo. La circulación en su interior está prohibida, salvo a los residentes.