Ujué, en Navarra, es uno de esos pueblos de España donde parece haberse detenido el tiempo no solo por sus calles empedradas y la arquitectura de sus casas con ese toque medieval que te hace viajar a otras épocas, sino por el lugar donde se sitúa. A 815 metros de altura, sobre la cima de una montaña en la sierra que toma el nombre de la villa, ofrece una panorámica única de los Pirineos, el Moncayo y las riberas de los ríos Cidacos y Ebro. Es pequeño y no tarda mucho en verse, pero para disfrutarlo aún más si cabe, lo ideal es que observes los detalles de sus caminos empedrados y de su iglesia-fortaleza.
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