Hacía cerca de dos décadas que no me paseaba por el paisaje y los rincones de ensueño del Monasterio de Piedra (Zaragoza), así que decidí volver a recorrerlo. Me he encontrado con alguna que otra sorpresa, como es evidente después de tantos años, pero igualmente sigue siendo hermoso y sorprendente: sus cascadas, lagos y especies diversas, hacen que este lugar sea único en el mundo.
Video del Monasterio de Piedra
Entrada al Parque Histórico
El Parque del Monasterio de Piedra está bien señalizado por lo que no tiene pérdida a la hora de acceder a él. Antes de llegar a la zona de las taquillas hay un amplio aparcamiento rodeado de abundante vegetación.
La entrada incluye la visita al Parque y al monasterio cistercense. Te aconsejo que, si puedes, te compres antes las entradas en la página web oficial del Monasterio de Piedra, pues en las taquillas se forman colas muy largas, o al menos eso me encontré yo. Aunque es cierto que era sábado y solo había una persona atendiendo en la taquilla.
La entrada incluye la visita al Parque y al monasterio cistercense.
Nada más entrar hay un panel explicativo con distintos recorridos que se diferencian por medio de flechas de colores. Estas indicaciones te las irás encontrando a lo largo del Parque, aunque a veces resulta un poco lioso. No obstante, lo importante es que veas todas las cascadas y el entorno.

El Jardín Histórico es obra de Juan Federico Muntadas, hijo de Pablo Muntadas Campeny, que adquirió el Monasterio de Piedra en 1843, a través de una subasta pública.
Juan Federico Muntadas se encargó de transformar la huerta que rodeaba el Monasterio en un jardín paisajístico y las dependencias conventuales en un hotel con servicios de hidroterapia. Esta actuación por parte de la familia Muntadas permitió que el enclave no se degradara del todo especialmente después de la desamortización de Mendizábal en 1835.
El Parque es maravilloso porque ofrece cascadas y saltos de agua únicos.
El Parque es maravilloso porque ofrece cascadas y saltos de agua únicos, llamativos y espectaculares. El recorrido ha variado en los últimos años y si bien yo no recuerdo con exactitud cómo era antaño, sí que hay variaciones en cuanto al lugar por donde se entraba o el acceso a la Cola de Caballo que ahora se hace atravesando diversos túneles excavados en la roca.
El río que ‘Petrifica’
Para entender el por qué de estas formaciones acuosas hay que remitirse a la orografía del terreno. El río Piedra posee una gran cantidad de calcio disuelto de modo que al mínimo contacto con un sólido hace que se forme una costra de piedra de caliza. Es por ello que el río “petrifica”, ramas, musgos, objetos artificiales e incluso el caparazón de los cangrejos de río. Este es, por tanto, el origen de su nombre.

La existencia de una piedra de toba caliza implica, que en algún momento, allí hubo agua corriendo y petrificando su alrededor.
Los procesos kársticos del río Piedra son continuos, de modo que la piedra de toba se forma al ritmo de hasta un centímetro por año. De esta manera, si lo vuelves a visitar pasado un tiempo descubrirás siempre elementos nuevos.
Cascada Cola de caballo
A lo largo del paseo las cascadas y los lagos surgen de forma inesperada. Cada cual tiene su encanto. No sé decirte cuál es más impresionante, porque para mí todas las formaciones acuosas del Monasterio de Piedra son espectaculares. Todas tienen un nombre cuyo significado se lee en los carteles con los que se ilustra el parque.
Uno de los puntos más llamativos es la cascada de la Cola de Caballo. Esta se puede ver desde distintas perspectivas. Ahora se accede a ella a través de la Gruta Iris, un fenómeno kárstico que se descubrió en 1860 y que se acondicionó para el público. Para llegar a la cascada tienes que armarte de paciencia pues la gruta es muy estrecha y larga, por lo que solo se puede ir en fila india. A medida que vas avanzando aprecias el ruido de la cola de caballo, cayendo ajena a la expectación que provoca.

El momento más emocionante es cuando llegas al punto en el que la cueva se agranda y a través de un gran orifico abierto al exterior se contempla en semioscuridad cómo cae el agua, de modo que atraviesas por debajo la famosa cola de caballo. Aquí es inevitable mojarse, pero ese instante merece la pena, porque no todos los días se pasa por debajo de un salto de agua tan increíble.

Luego se sale de la cavidad y el salto se aprecia de frente en toda su magnitud. Antes, había un camino en un lateral que era el que se seguía para llegar a la cascada, tal y como se recuerda en un cartel.
Después, se llega al centro de piscicultura, el primero que se creó en España (año 1867). Es así como Federico Muntadas, crió en aguas del río Piedra, la trucha común y el cangrejo ibérico.
Por último, el lago del espejo ofrece un remanso de paz del que te aconsejo que te envuelvas sentándote en uno de los bancos que lo bordean. Así lo hice yo.
Monasterio cistercense
La visita al monasterio cistersiense del siglo XIII es también interesante. Encierra ocho siglos de historia desde que se constituyó en 1218. Impresionan el claustro y las ruinas de la Iglesia abacial, que constituye el edificio central, a la que se entraba a través de la Puerta de Santa María (muy bonita).
La construcción del monasterio se realiza en los años de transición del Románico al Gótico. Además, se aprecia el característico estilo arquitectónico de la Orden cisterciense, es decir, gótico cisterciense, que se define por una arquitectura austera, a la par que sencilla y luminosa.

El claustro está situado al sur de la iglesia abacial para aprovechar mejor la luz del sol. Los cistercienses lo utilizaban como lugar de meditación y lectura.
Los cistercienses usaban el claustro como lugar de meditación y lectura.
San Bernardo recomendaba que las abadías estuvieran desanormentadas para evitar que los monjes se distrajeran de sus obligaciones. Por este motivo, capiteles y claves se decoraron con temas vegetales que significan la floración del alma en presencia de Dios.
En torno al claustro se disponen las estancias monacales. Nada más entrar, a la derecha, está la sala capitular, que era donde se reunía el abad con los monjes. Enfrente se encuentra, la Cillería o almacén, donde desde 1998 se halla el Museo del Vino de la Denominación de Origen Calatayud. Y en la sala contigua hay una Exposición de Carruajes.

La habitación siguiente es la cocina. El fuego se ubicaba en el centro de la sala y en él se cocinaban los alimentos para toda la comunidad. La cocina de Piedra es curiosa porque en ella se consumió chocolate por primera vez en Europa. Ahora alberga una exposición con la Historia del Chocolate.
A su lado se encuentra el refectorio, el comedor de la abadía, y el calefactorio. Esta última sala es la única de todo el monasterio que tenía un sistema de calefacción por glorias de aire caliente bajo el suelo. Aquí es donde se alojaban los monjes en invierno y donde se rasuraban el pelo.
Datos prácticos y ubicación
El recorrido por el Monasterio de Piedra se puede hacer con niños. Te recomiendo ir en una época en la que no haga mucho calor, aunque hay bastantes zonas de sombra. Es una buena opción para pasar un día en familia…
| Con niños | Aparcamiento |
|---|---|
| ✅ | Antes de entrar al Monasterio hay una amplia zona habilitada para los coches. |
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