El castillo de Peñafiel en Valladolid era uno de esos monumentos que tenía ganas de visitar porque su estructura y forma, más larga que ancha, que semeja un barco o buque, me dejaba intrigada por su singularidad cada vez que lo veía desde la lejanía e incentivaba mi curiosidad. Supeditada a la orografía del terreno esta fortaleza defensiva se erigió en este punto porque era un lugar especialmente estratégico. El cerro sobre el que se ubica es excelente pues desde este punto las vistas de los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas, son diáfanas y claras, lo que con una buena vigilancia permitía a los vigías del castillo detectar incursiones enemigas desde una distancia considerable.
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