La villa romana ‘La Dehesa’ de Cuevas de Soria es un recuerdo de la historia de España que descubrí tras visitar otro rincón de la provincia soriana de mucho más renombre: Numancia. Este enclave romano se halla a solo unos 30 kilómetros del yacimiento celtibero, aunque no es tan conocido. Y eso que se trata de una mansión de casi cuatro mil metros cuadrados de superficie, levantada en el siglo IV sobre otra de la que apenas se tiene información. 

Vídeo de la Villa ‘La Dehesa’

Museo Magna Mater

La villa ‘La Dehesa’ me sorprendió gratamente porque el lugar se ha adaptado para que su visita no sea un mero recorrido a través de un montón de piedras estructuradas y sin sentido, al menos para aquellos que no tenemos conocimientos arqueológicos. El yacimiento se halla protegido por un edificio que se ha musealizado y que permite realizar gran variedad de actividades, de modo que el centro es un espacio cultural destacado de la zona.

El proyecto comenzó en el año 1928 cuando lo descubrieron Blas de Taracena y José Tudela. Desde ese momento la Diputación Provincial de Soria se hizo cargo de las excavaciones y adquirió el terreno donde se encuentra. En esa época se consideró el monumento más importante en su género que se conocía en España.

Ha contado además con el apoyo de la Junta de Castilla y León y de la Unión Europea. Forma parte de una iniciativa que se ha erigido en torno a la diosa Magna Mater que representa el valor cultural y social de esta y otras dos villas romanas sorianas más: Los Quintanares, en Risoseco de Soria; y  Los Villares, de Santervás del Burgo. Es por ello que el museo se llama ‘Magna Mater. Villas romanas y naturaleza’.

El yacimiento se halla protegido por un edificio que se ha musealizado.

La presencia de la diosa Magna Mater en estas villas ha servido de hilo conductor de este proyecto ya que las vincula en relación con su culto a esta divinidad y con el concepto de Naturaleza en el mundo romano.

Nada más entrar al edificio se encuentran las taquillas y una pequeña tienda, ambos ubicados a la derecha. La visita se puede realizar por libre y te ofrecen por dos euros adicionales unas audioguias. Primero se accede a una sala de vídeo donde te sitúan históricamente. Después se halla el museo, un espacio desde el cual ya puedes ver el interior de la villa a través de una cristalera que la rodea.

Villa ‘La Dehesa’

La entrada principal estaba junto a las dependencias termales en el lado sur del edificio. Es lo primero que se ve al entrar al yacimiento tras recorrer el museo. Aquí se identifican varias habitaciones termales con hornos exteriores. Alrededor hay otras estructuras de construcción sólida y simetría rígida cuya interpretación no se ha determinado.

Las excavaciones muestran más de 30 habitaciones de distintos tamaños y estructuras, muchas con cabecera semicircular, de las que no se conoce su uso con exactitud (según nos contó la amable empleada que se encontraba al cargo del yacimiento podrían ser un antecedente de las clásicas construcciones monacales de la Edad Media). Las estancias más estrechas contiguas a otras de mayores dimensiones servían para evitar la comunicación directa de estas con el exterior y así guarecerse del frío.

Se cree que tuvo dos plantas, pero solo se han conservado el arranque de los muros y los mosaicos de las habitaciones de la planta baja. Los mosaicos son geométricos y policromos.

Los mosaicos son geométricos y policromos.

Una de las salas que más me llamó la atención fue el Aula Magna, de 200 metros cuadrados y que ocupaba una posición central dentro de la villa. Su cabecera era de exedra semicircular y se piensa que era un gran espacio de reuniones. Tuvo un techo alto, una puerta de grandes dimensiones, y paredes y suelos ricamente decorados con pinturas y mosaicos.

El peristilo situado en el centro acogía un gran jardín rectangular.

El peristilo situado en el centro acogía un gran jardín rectangular en el que plantaron especies aromáticas, medicinales y de uso culinario. Tenía abundante agua corriente para regar a todas y para la ingesta de sus habitantes.

Familia de origen celtibero

La villa se vincula a una familia romana de claro origen indígena, es decir, celtibero. Los arqueólogos descubrieron la planta de un edificio construido en torno a un gran atrio o peristilo central, alrededor del cual se abren una serie de estancias de distintos tamaños, cuyos suelos estaban decorados con 28 mosaicos de trazado geométrico.

Por lo que se sabe, la villa ya existía durante el Alto Imperio romano, seguramente sobre una ocupación celtibérica anterior. Estuvo funcionando hasta la Alta Edad Media, periodo en el que se abandonó sin saber el motivo.

Algunos mosaicos representan de forma insistente un monograma de la familia.

Algunos mosaicos representan de forma insistente un monograma de la familia a la que pertenecieron los propietarios de la villa: los Irrico o Irricones. De hecho, esto es una singularidad de este lugar pues no se suele llegar a conocer el nombre de los dueños. Sin embargo, la persistencia de estos monogramas y diversas investigaciones de inscripciones halladas en los alrededores han determinado que la villa pertenecía a esta familia.

El monograma estaba  compuesto por dos elementos asociados: un bidens (instrumento agrícola) y las letras de IRRICO, nombre gentilicio de origen celtibérico de la familia de más relieve de la zona, que mantuvieron con orgullo sus orígenes pese a su plena romanización.

La villa de La Dehesa, sigue todavía explotándose y la intención es seguir con las investigaciones para completar la restauración de todo el conjunto arqueológico. De hecho, todavía queda mucho camino por recorrer, pues hay que localizar y excavar las dependencias auxiliares de la villa, la necrópolis y otros espacios que formaban parte de La Dehesa.

Al salir hay otra sala con exposiciones diversas. Nosotros nos topamos con una que contaba la historia de las excavaciones de la Ciudad Oculta de Las Eras en el cercano pueblo de Cidueñas.

Datos prácticos y ubicación

Con niños	Aparcamiento
✅	Sí, muy amplio.

El mapa no me localiza el yacimiento de la Villa romana ‘La Dehesa’, de modo que he puesto el nombre del pueblo en el que se enmarcan Las Cuevas de Soria.